Exposición itinerante de Botero sobre la barbarie en Colombia llega a Pachuca
* Veinticinco óleos y 42 dibujos del artista se mostrarán en
el Museo Cuartel del Arte
* La finalidad es recordar a los hidalguenses lo que
no debe suceder, indica hija del pintor
La exposición itinerante Testimonios de la barbarie, que
retrata "la violencia y el terror que vivió Colombia en los episodios más
tristes de su reciente historia", que reúne 25 óleos y 42 dibujos de
Fernando Botero, hará una parada a partir del 21 de marzo en el Museo Cuartel
del Arte, en Pachuca, para recordar a los hidalguenses lo que "no debe
suceder", expresó ayer Lina Botero, hija del pintor y escultor, en rueda
de prensa.
Hidalgo es uno de los estados con "menos índice de
violencia y delincuencia en México", señaló.
Acompañada por Guadalupe Romero de Olvera, presidenta del
Sistema DIF-Hidalgo, la hija del artista colombiano –cuyos 80 años fueron
festejados el año pasado en el mundo– se refirió a la intención de su
progenitor de "hacer visible lo que es invisible" y "crear un
testimonio artístico de un episodio dramático que no se debe olvidar".
El arte no tiene poder para producir cambios sociales o
políticos, aunque sí para "perpetuar la memoria de un episodio".
A finales de los años 90 del siglo pasado, Botero hizo un
paréntesis "conceptual" en su producción artística, basada hasta ese
momento "principalmente en temas amables y con el objetivo claro de
producir placer", para abordar una temática diferente, debido a "los
acontecimientos de violencia que tocaron a Colombia en su historia más
reciente".
Así nació una serie de cuadros sobre estos hechos, obras que
donó al Museo Nacional de Colombia, en 2004.
En estas obras, Botero pintó "las torturas, las
masacres, los secuestros, en pocas palabras, el dolor" de su país, con la
finalidad de "comunicar lo incomunicable". Retrata las figuras
"más violentas y tristemente famosas de nuestro tiempo, ante todo porque
ya forman parte del folclor popular".
Prepara tres muestras
El cuadro El desfile (2000), por ejemplo, capta el momento
en que "un río de ataúdes es llevado a hombros por una población que gime
y solloza". En Una madre (1999), "una señora tiene los brazos en algo
y el rostro bañado en lágrimas, mientras llora sobre el féretro de su
hijo".
Aunque su temática es otra, "Botero es el mismo, fiel a
sus principios estéticos, coherente con sus convicciones artísticas. La
sensualidad y volumetría de sus figuras están presentes en estas obras. El
movimiento sostenido, el color, la composición, el lenguaje que utiliza es
claramente boteriano. Su compromiso no es con la realidad, sino con la obra de
arte, donde lo que importa es la coherencia estilística de cada uno de sus
trazos, con los cuales crea un universo propio y poético".
Para Guadalupe Romero de Olvera, quien encabeza el proyecto,
la exposición "permitirá observar que si la barbarie se ha encontrado
presente a lo largo de la historia de la humanidad, hacerla visible no tiene
otro objetivo que el de buscar un camino que nos lleve hacia la paz".
Inmerso de nuevo en "la vida de todos los días",
Fernando Botero prepara exposiciones para el próximo mayo en una galería de
Hong Kong; con motivo de la primera Bienal de arte de Basilea; para el Museo
Pushkin, en Moscú, y para 2014, en Pekín y Shanghai.
Fuente:
Periódico La Jornada
Jueves 14 de marzo de 2013
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